Buscando aromas en la copa

¿Cómo apreciar un vino? Teoría de la cata

Antes de nada, debemos aclarar una cosa: para apreciar un vino es necesario probar y disfrutarlo abundantemente (y con responsabilidad, claro está). El vino es maravillosamente complejo y se aprende poco a poco.

Teniendo esta premisa clara, comenzamos este artículo invitándote a que cada vez que tengas una copa de vino en la mano, estés dispuest@ a apreciar alguno de los siguientes detalles. Según sea tu dedicación irás aumentando tu sensibilidad y tu disfrute. ¡Adelante!

¡Comenzamos la cata!

Antes de probarlo recopilaremos datos para ir preparando el paladar. Apreciar un vino es un ritual que merece su tiempo y nuestros sentidos.

Primero la vista.

De un vistazo podemos apreciar posibles defectos como que esté turbio o que su color indique una mala conservación. Así que... inclina la copa unos 45º y elige un fondo blanco para apreciar:

  • El Color. Depende de la edad del vino y de las técnicas de elaboración. En tintos, la gama cromática va desde el morado hasta el teja. Los más jóvenes son los más morados, los más granates los crianzas o reservas y los teja... ojo! Puede ser que es un vino añejo con una larga crianza en madera o quizá esté a punto de echarse a perder. Según sea el color, sabrás de su evolución.

En vinos blancos, se habla de reflejos y la gama cromática va del incoloro de los más jóvenes pasando por el dorado y llegando hasta los ámbar.

  • La Capa. Se trata de la opacidad, cuanto más capa, más opacidad tendrá el vino y por lo tanto habrá tenido mayor maceración. Muy probablemente será un vino con bastante estructura y cuerpo. La capa puede ser alta; media o baja.

Un truco para comprobar la capa es elegir un fondo blanco pero que tenga algo de texto o imagen. Cuanto más veas a través del vino, más baja será la capa. ;D

  • Lágrimas. Nos hablan de la cantidad de alcohol. Al agitar circularmente el vino, veremos que caen unas lágrimas de glicerina. Si son numerosas y caen despacio significará que el vino tiene cuerpo y un alto contenido en alcohol.

Pasamos al olfato

¿Sabías que nuestra sensibilidad olfativa es 10.000 veces mayor que la gustativa? ¿Entonces por qué nos cuesta tanto reconocer aromas en el vino? Porque hay que poner atención a los olores que nos rodean. Muchos no los identifican porque no los han registrado previamente.

Así que a partir de ahora te invitamos a que pongas atención a los olores en tu día a día. Al oler un vino puedes detectar aromas desagradables que indican que el vino no está correcto (corcho, vegetales, humedad, oxidación...)

Pero los aromas (los olores buenos) son numerosos y todos ellos te ayudarán a apreciar un vino.

  • Aromas primarios. Los propios de la uva. Sin agitar la copa, huele y clasifica el olor:
    • afrutado (Maracuyá, pera, melocotón, albaricoque, fresa),
    • mineral (Brea, pizarra mojada, granito, punta de lápiz),
    • floral (Jazmín, rosa, lila, flor de azahar, flor de acacia, violetas)
    • vegetal (Pimiento, hierba cortada, heno, eucalipto).
  • Aromas secundarios. Los producidos durante la elaboración. Cuanto más azúcar tenga la uva, más aromas. Agita la copa ligeramente para que el oxígeno entre en el vino.

Pueden ser:

    • fermentación (panadería, bizcocho, miga de pan)
    • lácticos (yogurt, leche, mantequilla, levadura, queso fresco)
    • amílicos (esmalte de uñas, caramelo, plátano, barniz).
  • Aromas terciarios. Se desarrollan durante el envejecimiento del vino. Son los famosos “bouquet” y son los más complejos de identificar. Tendrás que agitar la copa con más energía.

Pueden ser:

    • de oxidación: durante la crianza de barrica y botella.
    • de reducción” adquiridos en la botella por falta de oxígeno.

Pueden recordar a: vainilla, cuero, pan tostado, almendras, chocolate, café, piel de animal, nueces...

Y por último, la fase gustativa o ataque.

Ha llegado el momento de probar el vino. Este momento no deja de ser un acto subjetivo, ya que cada experiencia valorando aromas, olores y gustos, difiere de unos a otros. Lo que sí se puede hacer es acordar cual es más dulce, tánico, ácido, etc. Para poder decir si un vino tiene un nivel medio o alto en estos componentes hay que tener mucha experiencia de cata. Pero no dejes de practicar en casa y con amigos.

Para empezar, usa la lengua y pasa el vino de un lado a otro e identifica:

  • Sabores básicos (salado; dulce; ácido; amargo).
  • Textura (seda, terciopelo o satén)
  • Tacto en boca (suavidad, untuosidad, astringencia o rugosidad)

A continuación, borbotea, traga y expulsa el aire por la nariz. Analiza la vía retronasal (a veces surgen nuevos aromas o se intensifican al tragar el vino):

  • Intensidad del sabor. La fuerza con la que nos sorprenden los sabores.
  • Aromas. De los localizados en nariz ¿cuál persiste?, ¿aparece alguno nuevo?
  • Final de boca. ¿Cuánto dura el recuerdo del sabor?

Aplicando estas técnicas y con mucha práctica, podrás asegurarte de que no tiene defectos y a apreciarlo objetivamente.

Esperamos que con estos consejos de cata, apreciar un vino te resulte más fácil y divertido. Te animamos a que sigas probando, consultando nuestra bodega y pidiendo recomendaciones. ¡Es un placer para nosotros!

Puedes seguirnos en Facebook e Instagram y comprar a través de nuestra tienda online o venir a la tienda. ¡Hasta el próximo artículo!